Autorretrato con sombrero de paja, 1887
Tal vez más que cualquier otra figura, el pintor y dibujante holandés del siglo XIX Vincent van Gogh ha llegado a encarnar el mito del artista atormentado. Las leyendas populares que rodean la vida del artista se han hecho tan o más famosas que sus obras, dicen que era totalmente autodidacta, que vivía con una prostituta, que se cortó la oreja por amor y que se disparó debido a su depresión. Al examinar más detenidamente la vida del artista, lo cual es en gran parte posible gracias a la extensa correspondencia que se ha conservado, revela una figura mucho más compleja de lo que generalmente se supone.
Durante una carrera que duró solo unos diez años, van Gogh produjo más de 2000 obras de arte, incluyendo dibujos, acuarelas, grabados y pinturas al óleo. La afirmación de que solo vendió una de estas obras durante su vida -Red Vineyard (Viñedo Rojo), a la pintora y coleccionista Anna Boch- es probable que sea un mito más romántico que la realidad. Sabemos que en pocas ocasiones el artista recibió encargos de obras (cuyos resultados finales no siempre fueron bien recibidos), y en otras ocasiones intercambió obras con sus compañeros.
Hacia el final de su vida, van Gogh comenzó a recibir algún reconocimiento entre los coleccionistas de arte y los críticos.
Sin embargo, el éxito que buscaba y por el que trabajó tan duro, no llegó mientras vivía. Después de su muerte, su fama creció constantemente, y el impacto de su obra en las posteriores generaciones de artistas fue enorme. En particular, tuvo una profunda influencia en las diversas corrientes del expresionismo, que formaron una parte crucial del mundo del arte en el siglo XX.